lunes, 28 de enero de 2013

Mi Encuentro



Volvía caminando del trabajo. Deben hacer 38 grados en Buenos Aires.
Por Beruti y Bulnes, veo en la esquina un pibe tirado, al lado de él un ramo de flores marchitas, una botella de cerveza vacía y una lata de poxi, amarilla, cerrando la foto.
La gente pasaba por al lado como si la escena fuera parte del paisaje.

Últimamente a mi esas cosas me pasan cada vez menos desapercibidas, contrario a a la idea de que las ciudades grandes endurecen el corazón, yo estoy cada día más sensible. Por lo que frené, lo miré, tenía la cara llena de cicatrices y no supe distinguir si estaba durmiendo o muerto. La verdad es que no lo sabía.

Curiosamente veo que atrás mío llega otro hombre, el único que se detuvo además de mi. 
Se le acerca, lo mira fijo a la cara y me mira a mi, que estaba parada a un metro de la situación, todavía pensando qué podía hacer.
Se podrá hacer algo? Le digo.
Se me acerca caminando despacio con una mochila y las manos llenas de pulseras tejidas: - Es el Yoni, me dice.
A esta altura ya no hay nada para hacer.
- Vos sos de la iglesia? Me pregunta
Yo: No, no creo en nada.
El: Sabés que yo siempre pregunto eso, me pregunto cómo la gente puede creer en algo que no sabe si está.
Yo: Si, la verdad es que yo también me lo pregunto.
El me dice con verguenza: Yo también duermo como él.    
Yo, volviendo a su amigo: Y no se puede hacer algo?
El: Y mirá, si por ahí te pide plata y le das...para la droga, todo para la droga.
Yo: Sabés que me pega mal y me parece increíble, como la gente pasa por al lado sin hacer nada, sin mirar...
El: A veces te patean y se enojan, como si uno tuviera la culpa.
Yo: Si que se yo...la gente está muy loca.
El: lo que los está matando a estos pibes es la base...yo tomo alcohol, fumo porro, pero lo que los mata a estos pibes es la base.
Yo: Está bien.
Le digo y le sonrío.

En ningún momento dejamos de mirarnos a los ojos, los suyos chiquitos y marcados con cicatrices todo alrededor, los míos no se, no puedo mirar mis ojos, pero estoy segura que estaban grandes, como cuando le presto mucha atención a algo.

El: Yo fumo porro, cuatro por día. Otros fuman dos atados de cigarrillos, y te dicen cuando te los venden es perjudicial para la salud! entonces...quien es el adicto?
Yo: Es increíble, pero vos sabés que yo pienso exactamente lo mismo!. Me parece que se esta despertando...
El: Si, justo yo lo iba a despertar.
Yo: Bueno, me tengo que ir, que sigas bien y suerte con él...

El me estira la mano como para saludarme, yo no sabía si chocársela o qué. Veo que cierra el puño y me hace un saludo surfer, a lo que cierro el mío yo y los chocamos, ahí en la esquina de Bulnes y Beruti.
Yo tuve un encuentro que fue de ojos a ojos, de verdad.
Paré dos segundos en mi vida para ver cómo ayudar a alguien y el destino me ayudo a mi, regalándome un encuentro que me dejó un aprendizaje que voy a llevar siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario